Juana Rico era una mujer tarasca, nacida en La Piedad
Michoacán. Hija de Don Agustín, un hombre de descendencia española .Decidieron
radicar en el Distrito Federal.
Juana o Juanita como la llamaban muchos, trabajo de criada
en una casa de su madrina. En ella la llevaban a vender caldos a un puesto y a
hacer trabajos de aseo en la casa. Los tratos de su madrina no eran nada
agradables y hasta degradantes.
En su juventud era una hermosa mujer que en los tiempos de
la edad de oro del cine, pudo haber sido toda una actriz sin ningún problema.
Le gustaba cantar y le hacía bien al gorgoreo, pero su canto
no era escuchado más allá de las cuatro paredes de la casa donde trabajaba.
Juana era una mujer de principios y valores fuertes,
acostumbrada a luchar y a trabajar. Un día cuando trabajaba vendiendo se encontró
a un hombre el cual la quería acortejar.
Sin embargo, en ese momento lo rechazo y le dijo que si la
quería acortejar tenía que venir bañado y arreglado porque ella no andaría con
un hombre mugroso.
Y así fue, el joven Rodolfo, quien era electricista logró
conquistar su corazón y más tarde casarse con ella. Fue madre de 8 hijos. Rodolfo
su primer hijo, Olivia, después un bebé que murió a los pocos meses de nacido,
Armando, Dalia, Gustavo, Silvia y el más pequeño Arturo.
Esa gran familia la sostenía con los pocos pesos que el Sr. Rodolfo sacaba como electricista, Juanita
se dedicaba también a hacer pequeños trabajos, para ayudar a la economía del hogar. Vender comida, criar animales de granja como:
puercos, gallinas, patos. En lo que podía, ya que tenía muchas pequeñas bocas
que alimentar.
Juanita solo llego a tercero de primaria, pero ella siguió aprendiendo
por su cuenta. A lo mejor no tuvo nunca una carrera universitaria pero les dio
tiempo y amor a todos sus hijos.
Junto con su esposo termino la construcción de su casa, más
tarde murió su padre y un año después su madre de tristeza.
Juanita era de un enorme corazón, te enseñaba que debías
comportarte con rectitud, honestidad y prudencia ante los demás. Y que siempre
te pusieras en los zapatos del otro para tratar de comprenderlos.
Enseñaba a cocinar a sus hijos para que si estuvieran solos
no se murieran de hambre, decía de ella. Estudiaba en las revistas de recetas
nuevas formas de comida para que cada vez estuvieran más nutritivas, y sobre
todo pudiera cubrirla con el poco presupuesto que contaba.
Para ahorrar dinero ella misma confeccionaba su ropa no era
una experta en corte, pero sus moldes eran una blusa y una falda vieja, que descosía
y esas partes las usaba de bases para hacerse nuevas.
Con un pequeño radio en la cocina escuchaba Radio Universal y
aprendió a decir muchas frases en ingles gracias a eso.
Siempre la veías en la cocina cuando apenas estaba amaneciendo,
y todos estaban dormidos el olor del desayuno servido en la mesa los
despertaba, era la primera en llegar y la ultima en irse.
Con esfuerzos lograron darles carrera universitaria a todos
sus hijos. Siempre alentaba a que continuarán estudiando, porque confiaba que eso
los iba a sacar adelante.
Una frase que siempre decía cuando se iba de visita a otra casa,
es que jamás llegarás con las manos vacías, que aunque llevaras una piedra en
la mano, pero siempre algo para ofrecer.
A sus hijos les decía
que caminaran derechos, no jorobados. Y a las mujeres que siempre tuvieran el
cuidado de arreglarse el cabello y que olieran bien. “Veo, veo”. Decía cuando alguien
iba a salir, era la señal de la inspección que te daba antes de cruzar la
puerta, tenías que pararte frente a ella y girar para que viera que fueras
bien. “Está bien, con cuidado, abusado en todo”.
Se enfermó a los cincuenta años de cáncer y tras una lucha fuerte,
como toda una guerrera, falleció cinco años después. Nunca se le vio quejarse,
decía que si lo estaba viviendo era por algo, nunca se quejó.
Esa hermosa mujer era mi abuela, y estos son unos
pocos de todos los legados
de amor, cuidado, conducta, disciplina que ella nos dejo, no solo a sus
hijos si no a sus nietos y hasta un bisnieto. Porque las costumbres y
principios morales se siguen trasmitiendo,
y esas enseñanzas nos han abierto las puertas en esta sociedad.
“La vida de una mamá deja huella”, fue una frase que escuche
por ahí, y estoy totalmente de acuerdo.
Así que mujer si eres
mamá, y esa es tu única ocupación te digo que:
Esa es la profesión más importante que puede tener una
mujer, sabes por qué, porque deja huella a tus generaciones. Siéntete orgullosa
y vive cada momento de alegría y de tristeza con tu familia, porque todo eso le
quedará como herencia.
PROVERVIOS 31:10
10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a
la de las piedras preciosas.
11 El corazón de su marido está en
ella confiado,
Y no carecerá de ganancias.
12 Le da ella bien y no mal
Todos los días de su vida.
13 Busca lana y lino,
Y con voluntad trabaja con sus manos.
14 Es como nave de mercader;
Trae su pan de lejos.
15 Se levanta aun de noche
Y da comida a su familia
Y ración a sus criadas.
Y planta viña del fruto de sus manos.
17 Ciñe de fuerza sus lomos,
Y esfuerza sus brazos.
18 Ve que van bien sus negocios;
Su lámpara no se apaga de noche.
19 Aplica su mano al huso,
Y sus manos a la rueca.
20 Alarga su mano al pobre,
Y extiende sus manos al menesteroso.
21 No tiene temor de la nieve por su
familia,
Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
22 Ella se hace tapices;
De lino fino y púrpura es su vestido.
23 Su marido es conocido en las
puertas,
Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
24 Hace telas, y vende,
Y da cintas al mercader.
25 Fuerza y honor son su vestidura;
Y se ríe de lo por venir.
26 Abre su boca con sabiduría,
Y la ley de clemencia está en su lengua.
27 Considera los caminos de su casa,
Y no come el pan de balde.
28 Se levantan sus hijos y la llaman
bienaventurada;
Y su marido también la alaba:
29 Muchas mujeres hicieron el bien;
Mas tú sobrepasas a todas.